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Nuevos obstáculos para la salud de la comunidad LGBT+

Nuevos obstáculos para la salud de la comunidad LGBT+

Mirando las conquistas en materia de salud pública, nos enfocamos en cuales son las problemáticas actuales para la población LGBT+ 



Era el año 2016. Me levanté por la mañana y me preparé para ir al supermercado. En el camino, vi un grupo de amigos tomando un café mientras revisaban perfiles de Grindr en sus celulares. Dando vueltas por el supermercado, una pareja de mujeres buscaba avena en la góndola de los cereales para su hijes. Salí del supermercado, y un señor miraba a unos jóvenes correr con mucho interés.

Es 2020, vuelvo a presenciar una escena similar y recuerdo aquella que viví hace unos años. De repente, me golpea con mucha claridad todo lo avanzado desde la creación de la CHA y la epidemia de HIV en los 80s, hasta hoy en día.

Luego de estas casi tres décadas, tenemos acceso gratuito a medicamentos efectivos contra el HIV, que permiten el disfrute de una vida larga y sana como persona LGBT+ seropositiva. Otras avances, como el matrimonio igualitario, amparan no sólo el amor entre dos personas del mismo sexo, pero también el goce de derechos y responsabilidades conjuntas. La ley de identidad de género permite que los documentos de identidad reflejen la identidad de género autopercibida. También disfrutamos de un crecimiento importante de representatividad LGBT+ en cine y televisión. Otras luchas, como la ESI y ley de cupo laboral travesti trans, aún continúan y señalan el camino a seguir en la ampliación de derechos.

Aunque estamos afuera del armario y somos más visibles que nunca, no puedo dejar de pensar que debajo de esa felicidad aparente, aun no estamos cerca de abordar la verdadera raíz de los problemas de salud LGBT+ contemporáneos.

Discriminación y homofobia internalizada, consumo problemático de sustancias, conductas sexuales de riesgo, ansiedad, depresión y en los peores casos, suicidios, son solo algunas de las problemáticas de salud más comunes dentro de la comunidad LGBT+ dentro y fuera de los consultorios y los hospitales. En el caso de las personas trans, esto se agrega a una expectativa de vida que no supera los 35-40 años.

Como profesional de la salud pública y la salud mental, me sigue llamando atención constatar lo prevalentes que son los trastornos mentales en la comunidad LGBT+ comparados con personas cis heterosexuales.

Quienes somos parte de la comunidad homosexual, lo tomamos como algo “normal” y no nos sorprende, porque lo entendemos como parte del “drama” de ser LGBT+. Sin embargo, ¿no va siendo hora de que dejemos de naturalizarlo?

Si en lo años 80s nuestro peor enemigo era el HIV/SIDA, sin lugar a dudas me atrevería a decir que la salud mental es la problemática más urgente del colectivo LGBT+ en la actualidad.

El campo de la salud mental, que aún conserva muchos resabios del modelo médico, biologicista y patriarcal, sólo ahora comienza a rasgar la superficie de lo que son problemas históricos de nuestra comunidad y que tiene que ser abordados por el Estado y la salud pública. 

El trauma relacionado con crecer sabiéndose “diferente” en una sociedad predominantemente hetero-sexual y hetero-normativa, planta la semilla de lo que serán los problemas de salud mental en la adolescencia y la adultez temprana de la población LGBT+.

Esa consciencia de sí mismo, a muy temprana edad, de la propia sexualidad como algo peligroso que hay que ocultar a toda costa, desencadena toda una serie de cuestiones que van desarrollarse silenciosamente a lo largo vida, y que van a formar parte de los comportamientos y las formas de vincularse entre nosotros como miembros de una comunidad.

La lucha entorno a la implementación efectiva de la ley de Educación Sexual Integral, es una de la formas en que podemos empezar a prevenir futuros problemas de salud mental y crear comunidades más solidarias, pero el cambio profundo va a generarse desde un Estado que sea capaz de alojar lo diferente a través de políticas públicas en salud con enfoque en la diversidad, la inclusión y los derechos humanos.

Nicolás Ventosa
Psicólogo - UBA
Especializado en Gestión de Salud Pública y Salud Mental

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