Sobre la semana de la Lactancia Materna
Por: Carla Del Valle, Docente.
"Que tus privilegios no te tapen la empatía", es una frase que aplica también entre las personas que transitamos procesos que al ser naturales quedan enmarcados en ideales. Cuando hablamos de privilegios es común asociarlos a los contextos, ambiente, oportunidades de índole social. Como algo antagónico o separado respecto de la naturaleza. Desde esa mirada, son privilegios aquellos bastones donde apoyarse, un poco en suerte y mucho gracias al sistema, aquellos que tenemos para llegar mejor, más rápido o con menos sufrimiento en el camino. Aprendí que también existen privilegios desde el momento mismo de la concepción, cuando la naturaleza no "sabe" aún en qué condiciones o condicionantes materiales y ambientales se seguirá desarrollando.
La lactancia materna, cultural y naturalmente se encuentra, en todas las épocas, atravesada por posiciones que comúnmente se expresan desde lugares de privilegio. Cuándo, quiénes, dónde, cuánto amamantar debiera ser una elección más, consciente, consecuente y directamente proporcional a la información recibida. Aquí radica la construcción de al menos uno de esos privilegios: cuánta, cuál, qué información recibimos al respecto. Porque cuando un ideal se desvanece, se corre un poquito o mucho de su marco, cuán preparadas estamos para enfrentar a las y los "dadores" de información, y digo "enfrentar" sin querer y queriendo. Porque no son tantas las dificultades para amamantar como la cantidad de trabas o desánimos que nos presenta el entorno informativo, compuesto éste por más opiniones que ciencia y consciencia.
Correrse del propio eje puede ocurrirnos por dos motivos: por sentimientos de empatía y/o por experiencia en curso personal. Que a nosotras mismas nos cambien los planes. Didácticamente podemos pensar situaciones de privilegio de orden más social y otras de orden más "natural".
Cotidianas y para reflexionar: no hay mejores madres por tener el tiempo, el espacio, las ganas y la energía para amamantar cuándo y cuánto quieran. Sino que otras personas deben/quieren seguir trabajando fuera del hogar con más o menos derechos, o simplemente están en proceso de construcción, acomodándose al nuevo y siempre único vínculo respecto de su "orden" habitual.
Por otro lado, puede ser un privilegio natural que tus pezones estén "bien formados", lo que te hará más fácil el primer contacto..
En esta contraposición, la más común, entra en juego la necesidad y el derecho a la información. Cómo cambiamos nuestras labores, deseos, energías, para iniciar, sostener y festejar la lactancia. Lo primero que merecemos por derecho es saber que HAY maneras pero también tenemos el derechos de exigir más y mejores maneras.
Un ideal no significa algo uniforme. Al contrario, el cristal ideal a través del cual debemos mirarnos las personas entre nosotras, es el de la diversidad. ¿Por qué cuando el bebe baja de peso o no aumenta en igual medida respecto del mes anterior, rápidamente se piensa en recetar leche de fórmula? ¿Es que acaso no podrían existir otros motivos a evaluar? La respuesta es SI. Y en base a ello, a mirar con los ojos de la diversidad, es que la lactancia debería defenderse hasta analizar todas las causas posibles relacionadas a un número que indica determinado peso. Tal vez la causa no resulta tan alarmante como para que merezca la triste consecuencia de una interrupción de la lactancia. O, en menor medida, las causas son parte de otro cuadro, tampoco ideal, más complejo, que no sería resuelto con leche de fórmula. Al contrario, retirar la leche humana y todo lo que ello implica, ni siquiera sería un mal necesario, simplemente en algunos casos, es un error.
Entonces pedimos a las personas que eligen desde sus profesiones acompañar los procesos de crianza, que tomen la bandera de la lactancia y la defiendan. Y en caso considerar la necesidad de un complemento o reemplazo, tengan en cuenta otros "cabos" referentes a las historias, las del bebé, de la mamá, del entorno...Queremos información cuando la pedimos. No queremos opiniones cuando ni las pedimos. Pedimos nos "evalúen" desde una mirada abierta a la diversidad. Es inviable e insostenible apelar a lo "normal", lo "común", lo rápido, lo eficiente.
Es un error y un horror que profesionales de la salud borren con el codo lo que escriben con la mano en esta Semana. Que se olviden, en la rapidez que se maneja dentro de los consultorios, de defender la lactancia, con más información. Hay quienes además, resumen la cuestión afirmando que "las madres de ahora no quieren parir ni dar la teta". Cuando en realidad son lxs profesionales quienes nos comunican fríamente la mágica solución en un par de palabras escritas en un papel. ¿Qué crees que siente la mamá, si vos, profesional de la salud, con UN solo indicio, recetas la solución y das la causa? No queremos dejar de dar la teta pero vos, profesional, nos decís que nuestra leche no alimenta ante la primer variable. Y entonces, entregadas y con miedo hacemos caso a tus precipitadas palabras.
Mis últimas palabras serán fuertes. Pero de este extremo que contaré, para abajo, en términos de complejidad, existe un abanico infinito de procesos diversos.
En uno de los últimos días de mi hijo fui corriendo a la farmacia a comprar leche. Después de 5 meses de lactancia sostenida, en su último control en el pueblo, los números de la balanza indicaron un aumento, pero menor respecto de los meses anteriores. Con ello bastó para pensar en que mi leche "no lo alimentaba bien". No pasaron muchos días hasta encontrarme con las verdaderas maestras, otras madres, que me enseñaron, me informaron, me explicaron que el descenso de peso, también, es un punto consecuente y en común, asociado a las cardiopatías. Mi hijo no estaba siendo poco o mal alimentado. No estaba siendo víctima de mi poca o mala leche. Y un papel escrito me privó de amamantarlo a libre demanda en sus últimos días ya que sin dudar en la palabra profesional comencé inmediatamente a intercalar las tomas entre teta y mamadera. Claramente este es un extremo que encierra un número bajo en las estadísticas. Me refiero a las enfermedades raras o poco frecuentes. Pero también están ahí. Estamos y estuvimos ahí. Las mamás que por otros medios evitamos el esfuerzo de la succión por parte del bebé, podríamos seguir estimulando a la producción de leche y brindarla a nuestros hijos, hasta que la naturaleza decida cerrar el ciclo.
Ahora hacé de cuenta que este último tramo del texto no lo leíste. Es una experiencia entre miles. Volvamos al punto que nos une: *la lactancia se defiende hasta que la naturaleza nos pida una mano, y no hasta que una mano del "profesional" nos recete otra cosa.*
No estás sola.
Todas somos.
Todas fuimos.
Todas podemos ser.
Que bueno poder reflexionar y dar a conocer sobre la importancia de la lactancia materna.
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