Lo emocional es político
POEMARIO TRANSPIRADO DE SUSY SHOCK DESDE LA POLÍTICA CULTURAL DE LAS EMOCIONES DE SARA AHMED
Por: Jorgelina López
Secretaria en APPS Género y Diversidad / Militante feminista / Maestrando Estudios y Políticas de Género UNTREF.
Ahmed nos habla de la relación entre las emociones, el lenguaje y los cuerpos. El poema de Shock proyecta lo que Ahmed nos señala, en cuanto cómo se nombran las emociones, en el caso elegido para este trabajo, se nombran en forma de obra artística, en poema. Pero no solo eso, sino como cada metáfora representa cada emoción y sensación de su cuerpo, de su persona.
Las emociones no son estados psicológicos individuales, sino prácticas culturales que están estructuradas socialmente. Más allá del esfuerzo moderno por hacer de lo emocional un apartado de cada persona en particular, aquí se analiza cómo tiene que ver la interacción de los cuerpos en su mayor parte. Haciendo de lo emocional una cuestión colectiva y cultural. Lo emocional es político. Las emociones también se construyen, y es colectivamente que obtienen significados, encausando algún tipo de relación de poder. Por eso las emociones pueden operar para legitimar determinados aspectos como la heterosexualidad.
El poema de Susy Shock habla desde lo propiamente personal, y lo hace a los gritos, resaltando con un “YO”, y se presenta, se analiza, desde su mirada, desde su introspección, pero siempre en relación con el contexto. Ya sea por antagonismo, o por asociación directa, sus palabras están cargadas de colectividad. Si no fuese por la sociedad binaria, ella no se exclamaría monstruo. O ese “monstruo” no sería tan osado, tan valiente, tan revolucionario. Pues en la sociedad occidental heteronormativa, en donde la apariencia, la estética y belleza responde a una imagen hegemónica, ¿quién querría ser un monstruo? Y es ese orgullo que se alza, desde la base de este poema: DERECHO3.
Y es ese DERECHO que no mueve al orden de lo colectivo y político. Pues los derechos se pueden basar en términos individuales, de cada sujetx, pero tiene sentido en el orden de lo comunitario, y en la sumatoria de individualidades. Pues los derechos existen en el plano social, como construcción de sentido colectivo, pero se legitima cuando se legisla. “Los derechos se conquistan”. Es como que están ahí, pero se necesita siempre el paso legal. Y no solo eso alcanza muchas veces, sino que deben llegar el sentido a toda la sociedad, comprenderlo, y respetarlo para que el derecho sea una práctica democratizadora. Pero el derecho no solo nace del orden activista, sino que parte de la emoción. No sólo lo grita, sino que esa claridad con la que grita su derecho, es una afirmación que proviene seguramente de todo lo experimentado por la comunidad queer, por vivir en una sociedad odiante. “Como otras personas, nuestra comunidad conoce demasiado bien los efectos devastadores del odio”. (Sara Ahmed, pág.243)
Reivindicar un derecho, sea a través de un poema, sea siendo lo que no entra en la norma, es llevar lo más sensible de, no solo una emoción, sino más allá de un deseo, todas las formas de afectos: un hecho político. Ser una persona trans en esta sociedad es político. Y tanto Susy Shock como Ahmed lo dejan en claro y dejan al descubierto, siendo, creando y analizando en relación a lo social siempre. Por eso Susy va a hablarle a la iglesia, como institución política y ordenadora de las comunidades, pero también a la fe de las personas basadas en la religión católica, le va a hablar al Estado Nación, a la legislación. Porque sabe que su deseo, es político, y pone en jaque a toda la sociedad, incluyendo los espacios académicos también.
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Los cuerpos
La heteronormatividad, nos dice Ahmed, está desarrollada en los Estados-Nación. La base de esta norma, donde se toma la unión de la mujer y el hombre como base de la familia, como pilar fundamental de organización, no solo es puntapié de cómo se va a legislar, sino también cómo va a moldear a cada persona, a cada cuerpo. Es decir, va a disponer de cada corporalidad, y le va a indicar cómo debe ser, no solo en su capacidad para reproducirse, sino en su exterioridad. Y solo respondiendo a esa norma, y sosteniendola en el tiempo, repitiendola, (así como Butler nos habla de lo performativo4), va a pertenecer a esa cultura.
Es así como esa heteronormatividad presiona a los cuerpos queers, a los cuerpos trans, como esa mariposa. Todos los cuerpos en realidad. Pero son aquellos cuerpos que no responden a la norma los que incomodan a sí mismos, como a les heterosexuales. Deben ser también, según esta narrativa, cuerpos que reconozcan estas impresiones. Sujetos solo a la exterioridad. Susy Shock entiende esto y se revela al grito de “monstruo”, “sin etiquetas”, “ni varón ni mujer”.
Los cuerpos son protagonistas en la performatividad, y es objeto para la jerarquización de vidas, legitimando las mismas, pero más allá de la heterosexualidad, sino también, en las vidas queer. Considera válido algunos modos de ser queer y otros no. (Sara Ahmed, pág. 237)
Susy Shock pareciera consciente de esto en su poema, y es por esto que hace eco de su deseo, pero manifestando siempre su anormalidad, y su derecho a reinventarse fuera de cualquier etiqueta. Y cuando se refiere a etiquetas, habla de aquellas que nacen de la academia, del activismo, de la sociedad amante y odiante, de cualquier y todas las etiquetas. Porque el ideal es ser libres de ideales: no tener que responder a ningún ideal, ni heteronormativo, ni queer. Mariposa libre de verdad. Porque no todes pueden responder a los ideales, sean cuales sean, y eso sería otra forma de opresión.
(...)” solo mi derecho vital a ser un monstruo
o como me llame
o como me salga
como me pueda el deseo y la fuckin ganas
mi derecho a explorarme
a reinventarme” (...)
La incomodidad
Como ya hemos dicho ser queer incomoda a la sociedad heteronormativa, pero no solo por los cuerpos, sino por todo lo que trae aparejado, y una de las cosas más importantes y que para muches determina, es la manera de relacionarnos, los vínculos afectivos que mantenemos y deseamos.
Ser queer públicamente así es doblemente incómodo, y en algunas sociedades imposible. Declararse ante el mundo ser queer es exponer la falla. Las personas queer son consideradas fallas de la heterosexualidad. Es por eso que la monstruosidad es parte del reivindicar por fuera de la zona de confort. La zona de confort es la heteronormatividad. Y las personas queer pueden estar incómodas tanto en la zona de confort como en el intento de recrearla. Entrar al baño de hombre o de mujeres es de alguna manera exponerse, elegir y forzosamente tener que dar respuesta a la norma. Susy Shock lo resalta, y se declara incómoda en esa heteronormatividad, pero además, incómoda en el intento de recreación o pseudo imitación queer de lo heternomativo. Y grita su cansancio y hartazgo, por eso ya no le va a importar la incomodidad ajena.
Incomoda la anormalidad al mundo heteronormal, nos va a decir Susy Shock, y es consciente de cómo la consideran como excepcionalidad. Lo queer no sólo está fuera de la norma, sino que es excepcional. Va a ser señalado siempre como minoría. Como Sara Ahmed nos habla en relación al duelo queer, y ejemplifica con las pérdidas queer como las “también”. Excluyendo desde lo discursivo a esas pérdidas queer, pero tratando de incluirlas a un “nosotros”. Ese nosotros, esas vidas, o mejor dicho muertes, son incluidas al duelo, sólo cuando se trata de llorar a la Nación.
Y como es una comunidad que con el tiempo va diversificándose más, la mirada y concepción desde lo heteronormativo va siendo cada vez más distante también. La hancha avenida del medio va creciendo y generando más lejanía de lo queer a lo heteronormativo, es decir lo normal. “...y que otros sean lo normal!”, y le deja lo normal al vecine, al verdulero, o sus mampadres, sino que le deja lo normal a las instituciones de poder y de ordenamiento de la sociedad: el Vaticano, el Congreso, la enciclopedia.
“Las luchas emocionales contra la injusticia no se refieren a encontrar buenos o malos sentimientos para después expresarlos. Más bien, se refieren al modo en que nos mueven
esos sentimientos para relacionarnos de manera diferente con las normas que queremos cuestionar, o las heridas que deseamos sanar.” (Sara Ahmed, pág. 303) Las emociones nos dicen mucho.
Bibliografía:
- AHMED, Sarah. “La política cultural de las emociones” - Editado por el programa de Estudios de Género de la Universidad Nacional Autónoma de México (2015)
- BUTLER, Judith. “El género en disputa: feminismo y la subversión de la identidad”. Paidós. Barcelona (2006)
- MONTES, Alicia. “De los cuerpos travestis a los cuerpos zombis” - Artes y Humanidades. Los Angeles - Buenos Aires. (2017)
- SHOCK, Susy. "Poemario Transpirado"- Ediciones Nuevos Tiempos. Buenos Aires (2011)
- LEDESMA MONDRAGÓN, Abel. “Introducción al estudio de Derecho”. Editorial Harla.
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