Crónica de un "pinkwashing" anunciado
Por: Jorgelina López (Secretaria en APPS Género y Diversidad / Militante feminista / Maestrando Estudios y Políticas de Género UNTREF.) y,
Nicolás Ventosa (Psicólogo - UBA - Especializado en Gestión de Salud Pública y Salud Mental)
Comienzo el día, paso a revisar mi casilla de mail y ahí estaba mail de la empresa Uber. ¡Sorpresa! Lo nuevo del mensaje era la bandera de la diversidad. Claro, estamos en el mes internacional del orgullo lgbtiq+. ¿Qué más pueden decir? Se trataba de un mensaje "autobombo". Aplaudían sus políticas de (dudosa) inclusión hacia la comunidad trans, y de yapa incluía un muy lindo catalogo de identidades y orientaciones sexuales de la diversidad.
Al terminar de leer este mail me acordé de todas las veces que use sus servicios, y de sus choferes (todos varones heteros cis), que asumían mi género y orientación simplemente por como me veía externamente. Fue entonces que la palabra "Pinkwashing", o lavado rosa, apareció en mi mente como cartel lumínico de calle Corrientes. Pero tranquiles, que este artículo no tiene la intención de cancelarlos.
Quizás sea una buena oportunidad para hablar de este término, pero no solo por divulgar, sino para tomar postura política, que es lo que nos caracteriza en APPS Género y Diversidad.
¿Qué significa la palabra “Pinkwashing”? El término refiere a la estrategia de marketing que usan ciertas marcas para ganar consumidores de la comunidad LGBTIQ+, mostrándose de manera progresistas y simpatizantes con nuestras causas, para desviar la atención sobre el hecho de que no proveen oportunidades o apoyos reales. Y ¿saben qué? ¡En junio el Pinkwashing explota!
Les invitamos simplemente a entrar en las redes sociales de marcas de toda índole para ver como sus logos cambian por arte de magia el 1ro de cada Junio, para pintarse con los colores de la bandera del orgullo.
El problema es lo que esconde esta estrategia: la enorme hipocresía y conveniencia del capitalismo para hacer uso de la falsa publicidad dirigida hacia nuestra comunidad. Saben que nuestra comunidad consume, claro está. Pero al parecer, nuestros derechos valen solamente cuando se trata de eso, de consumir. Habría que ver qué dicen los números de estas empresas. ¿Cuántas aplican los cupos trans? ¿Cuántas respetan las identidades y expresiones de genero, y las licencias? ¿Cuánta discriminación positiva hay efectivamente en sus políticas internas?
Dudoso todo.
Con amigues y compañeros recordamos el haber notado el incremento de presencia de estas marcas en la última marcha del orgullo, en octubre del 2019, y nos preguntamos qué nos espera en la próxima ¿Queremos más marcas que no nos incluyen como trabajadores en sus empresas? ¿Acaso somos consumidores nada más?
Cada vez que una marca, que no provee oportunidades reales para nuestra comunidad, ocupa un espacio en nuestra marcha del orgullo, deberíamos preguntarnos en detrimento de qué. Algo estamos perdiendo a cambio. Quizá sea identidad política y social, historia, o espacio de visibilidad y reconocimiento para nuestras organizaciones.
Pensábamos que nos gustaría que se revierta. Que la próxima marcha se llene de organizaciones barriales, de promotores territoriales y de todes aquelles que hacen a nuestra comunidad diversidad , llena de amor y lucha.
Que no nos laven más nuestro orgullo.
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